{Ya que este post habla de fotografía hecha con móvil, todas las imágenes que se ven han sido realizadas con diferentes modelos de Iphone, pues es un recopilatorio a lo largo de los años}
Viajar y comer bien suelen ir de la mano. Y si, además, te apasiona compartir lo que pruebas en redes sociales, ya sea porque tienes una cuenta personal como la mía en Instagram @carlotafarina, o un blog, la fotografía gastronómica se convierte en una parte importante del viaje.
Ensalada de concha, un plato típico en las islas Turcas y Caicos (Caribe británico)
Aunque utilizo mi cámara cuando hago sesiones profesionales para restaurantes y marcas, cuando estoy de viaje mi mejor aliada es otra: el móvil. Ligero, rápido y siempre a mano. Pero para conseguir buenas fotos de comida con el teléfono hay que tener en cuenta varios detalles.
Aquí te dejo algunos consejos prácticos para sacar el máximo partido a tu móvil cuando te sientas a la mesa lejos de casa y que se vea tan delicioso como sabe:
1. Aprovecha la luz natural siempre que puedas
Es el primer mandamiento de cualquier fotografía de comida. Busca una mesa cerca de una ventana (la luz siempre que puedas que venga de un lateral) o en una terraza. Evita el flash del móvil, que aplasta los volúmenes y arruina los colores.
Pero si estás en un sitio con poca luz natural, como me pasó a mí en la foto de abajo, intenta estabilizar bien el teléfono para evitar la borrosidad.
Fotografiando un éclaire en esta famosa cafetería de París, donde solo había luz artificial
2. Observa antes de disparar
No te lances a hacer la foto nada más llega el plato. Mira cómo está presentado, desde dónde se ve más apetecible, qué ingredientes destacan, si el fondo ayuda o distrae.
A veces basta con girar lo que está sobre la mesa, mover un vaso para que todo encaje o mejor todavía: levántate y muévete buscando una buena perspectiva.
Una parte del increíble desayuno de Douro Suites, en Portugal.
3. Encuentra el mejor ángulo
Algunos platos funcionan mejor desde arriba (como una pizza o una serie de aperitivos como los «meze» turcos de la foto de abajo), otros desde un ángulo de 45º (como una hamburguesa o un café con su latte art), y los más altos o con capas, en plano lateral.
Prueba diferentes perspectivas y quédate con la que más resalte el sujeto.
Meze en Ölüdeniz, localidad de la costa Mediterránea de Turquía.
4. Cuidado con la edición
Una edición ligera puede hacer maravillas: subir un poco la exposición, corregir el balance de blancos si la luz era muy cálida o fría, ajustar el contraste, etc.
Usa alguna app como Lightroom Mobile, sin duda mi favorita, de hecho es la que empleo también por trabajo.
Y otro consejo: evita usar filtros agresivos que distorsionen el color real de la comida.
En esta mesa en el Café Savoy (Praga) había una maravillosa ventana en un lateral de la mesa. Aquí la luz natural entra por la izquierda.
5. Cuenta una historia (aunque sea en una sola foto)
Una mesa en una trattoria de Roma, un desayuno tranquilo en una isla griega o una merienda en una pastelería escondida en Lisboa. La comida sabe mejor cuando va acompañada de contexto. Incluye una mano, una servilleta típica del sitio o el entorno del local. Las fotos ganan vida cuando transmiten más que solo el plato.
Vacaciones relax en la isla de Paros, Grecia. Aquí un desayuno típico disfrutado sin prisas, con un buen libro.
6. No te olvides de disfrutar
Fotografiar comida es genial, pero no debería eclipsar el momento. Haz tus fotos, pero no te obsesiones. Recuerda que lo más importante es saborear, disfrutar y vivir la experiencia. Las mejores fotos, al final, reflejan también eso.
Te puedo asegurar que nunca empleo más que unos pocos segundos para sacar mis fotos, quiero tener el recuerdo en el móvil, pero por encima de todo, en mi mente (¡y que la comida no se enfríe!), y por eso no le dedico mucho tiempo.
Una vez que te habitúes a usar estos pequeños consejos, verás como no solo tendrás instantáneas bonitas, sino que fotografiaras mucho más rápido.
Comiendo con vistas a unos arrozales en Bali. En esta isla de Indonesia la luz del sol es muy potente por lo que es normal que muchas fotos salgan ligeramente «quemadas» cuando fotografías en las horas centrales del día, como ocurre un poco aquí al fondo del arrozal. No pasa nada, mi recuerdo es de ese delicioso almuerzo disfrutando y empleando solo 10-15 segundos en sacar la foto.